En la antigüedad, había un hombre llamado Kifl. No se tomó su parte de la moralidad y la humanidad, era despreciable para intentar todas las formas de hacer riqueza. Hizo una fortuna dando dinero a aquellos que cayeron con altas tasas de interés. Un día, una mujer vino a su puerta para pedir un préstamo. Esta mujer era una madre honorable que recientemente perdió a su marido y se dedicó a sus hijos. La viuda Henna había conservado su castidad con los restos de su marido hasta entonces... A Kifl le gustaba mucho la viuda. Dijo que no querría el dinero que daría con la condición de que estuviera con él. La hermosa henna rechazó con vehemencia esta oferta inmoral. No quedaba nada para comer en la casa de Henna, el cuchillo estaba en el hueso. Se unió desesperadamente a los gritos de sus bebés por el hambre. No podía aceptar que sus hijos murieran de hambre. Ella podría hacer algo como su madre...