Zeliha deja a su hijo Murat en la institución de bienestar infantil para aliviar la pesada carga de la vida sobre sus hombros. Murat, que dejó a su madre cuando tenía 6 años, comienza a sentir el anhelo por la madre dolorosamente a medida que pasa el tiempo. Murat, que huye del dormitorio en cada oportunidad con la esperanza de encontrar a su madre, se hace amigo de niños de la calle durante estas escapadas y comienza a vivir con ellos. Mientras sus amigos apoyan a Turgay y Selim Murat en cada oportunidad, Muzo, que es mayor que ellos, presiona constantemente a Murat. Él hace la condición de robar a Murat para poder quedarse con ellos. Murat, que no es el que robará, encuentra la solución al dejarlos. Después de una larga búsqueda, Murat finalmente encuentra a su madre Zeliha. Pero su madre, que se casó y construyó una nueva vida para sí misma, rechaza al hijo, a quien su esposa no quiere que conozca. Desesperado y sin dueño, Murat comienza a vivir su vida robando. La casa en la que entró para esconderse mientras robaba un día se convierte en un punto de inflexión en la vida de Murat. Al ver a Murat sola en su casa, Hatice se acercó a ella con ternura y evitó que la atraparan. Una vieja página de periódico que cayó en manos de Murat, que comenzó a vivir con Hatice, quien lo defendió, afecta profundamente sus pensamientos sobre Hatice.